La imagen de Cristina La Muchacha Progre cayó luego del asesinato de Nisman

En una encuesta que encargó diario Perfil y que hoy publica en su edición matutina, la gente cambió su concepto sobre la presidenta y también está disconforme con la oposición. Se desprende que el 95% de los consultados conocen los hechos relacionados al crimen. Para el 54% de los encuestados, la imagen que tenían de Cristina La Muchacha Progre empeoró después del suceso.


La imagen de Cristina Kirchner se deterioró luego de que apareciera muerto el fiscal Alberto Nisman, la mayoría cree que sus declaraciones en las redes sociales fueron desacertadas, y más de la mitad de la población considera que nunca se sabrá la verdad sobre lo que ocurrió con el funcionario judicial.

Así se desprende de una encuesta realizada para Perfil por la consultora González y Valladares y la firma iSurveyX. La muestra se tomó en el área metropolitana (Capital y Gran Buenos Aires) a través del sistema IVR, vía telefónica.

Los consultores percibieron un espíritu muy crítico hacia el Gobierno: un grupo mayoritario contestó que las acusaciones de Nisman eran totalmente ciertas y que el fin del asesinato –así lo definieron– era encubrir al oficialismo.

Pero los encuestados no están conformes tampoco con la reacción de la oposición. Consultados por González y Valladares, más de un 57% respondió que cree que los dirigentes enfrentados al Gobierno actuaron regular o mal. Dentro de la franja encuestada, el 95% conoce los hechos, algunos con más profundidad que otros.

El fiscal Alberto Nisman apareció muerto hace una semana en el baño de su departamento, en Puerto Madero. Tenía un balazo en la sien de una pistola Bersa calibre 22 que estaba a su lado. Al día siguiente iba a declarar al Congreso para ampliar su denuncia contra el Gobierno por encubrimiento en la causa AMIA. La investigación de la fiscal Viviana Fein está caratulada como “muerte dudosa”: no se sabe aún si fue un suicidio, un suicidio inducido o un homicidio.

La primera reacción del Gobierno fue decretar el suicidio. Después deslizó que había sido un suicidio inducido, por presiones externas. Pero el jueves, la presidenta Cristina Kirchner pateó el tablero y habló sin rodeos de un asesinato, como parte de una conspiración para perjudicarla. Acusó de ello a una guerra entre los servicios de Inteligencia. Lo hizo a través de Facebook y Twitter, cuando buena parte de la población esperaba escucharla en una cadena nacional.

La oposición actuó prácticamente de manera dispersa y eso es quizás lo que molestó a la gente encuestada. Dieron conferencias de prensa de manera separada, hicieron pedidos diversos –como citar a Héctor Timerman y a Sergio Berni– y solicitaron que los casos sean tomados por la Corte Suprema, entre otras cosas.

La imagen positiva de la presidenta cayó cuatro puntos entre diciembre y enero, cuando se conoció la muerte de Nisman. Quedó clavada en 29,1%, mientras que la negativa superó los cincuenta puntos, aumentando de un mes al otro 11 puntos. Este cambio está directamente atado al fallecimiento del fiscal, porque para el 54% de los encuestados la imagen que tenían de Cristina empeoró después del hecho. Y se mantuvo igual para un 32,6%, lo que se considera el núcleo duro del kirchnerismo.