Por Lucas Carrasco
El gobierno asesinó al Fiscal Nisman. Se podrán hacer idiotas análisis de medios, inventar basura de los servicios para ensuciar a todo el mundo, narrar las teorías más inverosímiles, contaminar las pruebas, disparar al aire e insultar a los críticos. Pero eso no cambia el hecho objetivo: Nisman fue asesinado y el relato fascista que baja desde Berni y Capitanich a todos los empleados gubernamentales es tan precario y torpe que si no fuera trágico sería risible.
Dice, esta narrativa idiota, que Interpol, que defiende a la vieja diciendo que no quiso encubrir a los iraníes, que Interpol es casi un organismo de derechos humanos que defiende a inmigrantes árabes que vienen de la Intifada. Y está al lado de nuestra líder antimperialista, Cristina Fernández. Pues no. Interpol es el brazo policial de Estados Unidos en el mundo. Y Timerman viene de ser empleado jerárquico en Estados Unidos, en la embajada Argentina. Puesto ahí por Cristina no por su balbuceo idiota sino por las relaciones con la comunidad judía en Estados Unidos de su padre, Jacobo, Ex preso político de la dictadura.
La narrativa idiota abunda en los terrenos cenagosos de la demagogia al sostener como premisa que Nisman se suicidó arrepentido de haber sido "usado" por los periodistas, para denunciar a la diosa egipcia, líder sobrenatural y presidenta universal de todos los tiempos: la vieja, que aún está escondida abajo de la cama.
Como este relato es tan infantil, tan imbécil, solo es esperable que en las próximas horas se caiga. Eso sí, ya está claro: solo quien cree estar defendiendo a posibles asesinos se esmera en demostrar que no fue un asesinato. Sino que, como planearon los asesinos al dejar la escena del crimen, fue un suicidio. Esa es la hipótesis que los asesinos quisieron plantar en la escena del crimen. Esa es la hipótesis que defienden asustados partidarios del gobierno, con la amenaza implícita, que se deduce de la misma inverosimilitud de esa hipótesis, con la amenaza implícita de que a los críticos les puede pasar lo que le sucedió al Fiscal Nisman.
Rodeado de 10 custodios que dependen del gobierno, el fiscal Nisman se deprimió, se resbaló en la bañera y se cayó sobre una bala. Nada pudieron hacer los 10 policías que debían custodiarlo.
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