Los últimos números son parciales y datan del año 2007. Según algunos especialistas, el caso del niño chaqueño fallecido demuestra que la enfermedad está subregistrada. Todo Terreno Capitanich minimizó el episodio del chico fallecido.
"Enfermedad." Con una sola palabra, el certificado de defunción de Néstor Femenía dejaba a salvo de cualquier estadística las verdaderas causas de muerte del pequeño qom después de una dura agonía: tuberculosis con desnutrición asociada. Tenía 7 años, pesaba apenas 20 kg y su cuerpito con los huesos a la vista no pudo resistir más en la terapia intensiva del Hospital Pediátrico Avelino Castelán de la capital chaqueña.
¿Cuántos casos más, así, podrían existir? Ayer, las principales instituciones locales que se dedican al estudio de la nutrición y las enfermedades relacionadas coincidieron en que en la Argentina hay una deuda en el registro oficial de la desnutrición.
Y eso alcanza a los certificados de defunción, que también proporcionan información estadística. "Paro cardiorrespiratorio" o "enfermedad" son dos ejemplos que contribuyen con este subregistro o ausencia de un registro de esas cifras accesible y fácil de interpretar. En el caso de la desnutrición, por ejemplo, todas las provincias poseen un sistema de atención primaria, que registra las medidas antropométricas de los chicos. Sin embargo, esa información no es de acceso público.
"Si bien acá queda en evidencia el subregistro tanto de la tuberculosis como de la desnutrición por el certificado de defunción que se muestra en los medios, hay que recordar que por ley existe un sistema de vigilancia que hace obligatoria la notificación de enfermedades como el Chagas, la tuberculosis o el bajo peso, y que deben incluirse en el certificado de defunción", explicó Zulma Ortiz, especialista en salud de Unicef Argentina.
Y, ante este escenario, señaló la importancia de reforzar el monitoreo de las cifras cada dos o tres años, incluido el sistema de salud privado. "No habría que confundir el subregistro debido a una mala práctica profesional con la falta de registro", insistió.
Para la licenciada en nutrición Natalia Zavaroni, directora de la Red Familia Conin, contar con indicadores de un estado de situación de la salud poblacional permite definir, como en cualquier país, un plan de acción. "En la Argentina se miden los indicadores negativos, como la mortalidad y la morbilidad. Sería muy bueno medir los indicadores positivos sobre el desarrollo de la población", dijo.
En cuanto a la forma en que se registran las enfermedades, coincidió con Ortiz al decir que "como ocurre con la tuberculosis, que es de notificación obligatoria, la desnutrición por lo menos debería ser de registro obligatorio. Esto es algo en lo que insistimos mucho en la red de centros de Conin por la importancia de las cifras y de su comunicación".
En los informes de las estadísticas vitales que el Ministerio de Salud difunde cada año (en diciembre del año pasado se publicaron los datos de las provincias de 2013), se detallan las cifras asociadas con el bajo peso o muy bajo peso al nacer. Ayer, la cartera sanitaria no respondió la consulta de muchos diarios y medios nacionales que querían conocer cómo y dónde se registran los casos de desnutrición diagnosticada.
La Encuesta Nacional de Factores de Riesgo releva en la población adulta el sobrepeso y la obesidad, pero no el bajo peso. La última Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (Ennys) es de hace ocho años. En 2007, sus resultados alcanzaron a los chicos de hasta 5 años, las embarazadas y población femenina de entre 10 y 49 años. Allí, menos del 2% de desnutrición aguda y alrededor del 8% de desnutrición crónica, de acuerdo con el índice antropométrico utilizado para el relevamiento.
El 29 de diciembre, el Programa Nacional de Equidad Sanitaria Territorial finalizó un operativo de 18 días en el Impenetrable chaqueño. El Ministerio de Salud desembarcó con camiones sanitarios en Pampa del Indio y Villa Bermejito, paraje donde vivía Néstor, el nene qom.
El manual para la Evaluación del Estado Nutricional de Niñas, Niños y Embarazadas mediante Antropometría, que el Ministerio de Salud publicó en 2009 con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud, incorporó una modificación a la forma en que se designan los distintos grados de desnutrición. Lo que antes de la publicación de este documento para los equipos de salud, en especial de atención primaria, se identificaba como desnutrición leve, ahora se define como "riesgo de bajo peso". La desnutrición moderada y grave se considera, respectivamente, bajo y muy bajo peso.
En la red de 63 centros de la Fundación Conin, que dirige el doctor Abel Albino, todavía se utiliza la nomenclatura internacional. Las mediciones antropométricas para la detección de la desnutrición son las mismas que se recomiendan en el manual (talla, peso y perímetro de cefálico en relación con la edad), pero se conservan las designaciones tradicionales. Esto evita cualquier duda al hablar de riesgo o de enfermedad.
En este caso, Zavaroni señaló la importancia de saber que la definición de "riesgo" equivale a que la desnutrición ya está instalada y en un grado leve como para obtener los mejores resultados con las intervenciones recomendadas, incluida la educación familiar. "Un chico con desnutrición leve tiene 2,5 veces más probabilidades de morir que un chico con las mediciones antropométricas dentro del rango normal para su edad. En un chico con desnutrición moderada, ese riesgo aumenta 4,6 veces, mientras que un chico ya con desnutrición grave las posibilidades aumentan 8,4 veces", explicó por vía telefónica desde Mendoza.
Luego del diagnóstico y su registro en la historia clínica, se recomiendan el seguimiento del paciente, el apoyo alimentario si la familia lo necesita y la educación familiar. Por lo menos eso es lo que realiza Conin en su red de 63 centros, que actúan como apoyo del sistema sanitario de cada localidad y donde 3000-3500 chicos reciben tratamiento por año. El criterio de ingreso es la desnutrición o las carencias nutricionales que en un plazo corto podrían causar desnutrición. "Por lo menos el 60% de nuestra población está desnutrida -explicó Zavaroni-. Uno de nuestros pilares es la educación, porque en la desnutrición influyen las cuestiones sociales, el entorno del pequeño."
Rolando Núñez, del Centro Mandela de Derechos Humanos, comentó que cuando hace 3,5 meses detectaron lo que le estaba pasando a Néstor, hallaron otros dos casos similares, pero en mujeres adultas, en dos parajes cercanos. "No sabemos cuántos casos de tuberculosis tenemos en Chaco porque la provincia no hizo su catastro de la enfermedad. Muchos no están ni siquiera diagnosticados. Lo mismo ocurre con el Chagas", dijo por vía telefónica. "El primer factor de educabilidad en estas poblaciones es la comida. El primer factor de prevención es la comida. Y el remedio, si se está enfermo, es la comida. Todo esto falta en el Impenetrable. Hay médicos que no tocan al indígena. Le preguntan desde la puerta del consultorio qué le duele y le indican un analgésico."
Ortiz, que conoce la región, insistió en actualizar los datos del estado nutricional de la población. "Decir hoy que hay muchos desnutridos sería una falacia, pero también lo sería decir que no los hay. Podemos decir que la Argentina tiene un problema con la obesidad. Pero de desnutrición no hay datos y tampoco están disponibles en el nivel internacional."
La primera reacción oficial fue la del impresentable Jorge Todo Terreno Capitanich, hoy Jefe de Gabinete y Gobernador de Chaco en uso de licencia. "Toda muerte produce un dolor inmenso en cada una de las personas y en quienes hemos tenido responsabilidad directa en el ejercicio del gobierno", dijo. "Se trata de un hecho aislado y que a su vez es un hecho lamentable. Se produjo en un contexto ambiental y social determinado", agregó.