Partido Gen - San Juan
Falleció Tulio Halperin Donghi, uno de los más destacados historiadores argentinos, quien tiempo atrás supo decir: "Ya me acostumbré a la idea de que la Argentina es peronista y debo decir que a esta altura estoy tan vencido por la vida que no me molesta en absoluto".
Halperin Donghi, uno de los historiadores más críticos y equilibrados del país. |
Es que un país como la Argentina, con una sociedad acostumbrada generación tras generación a vivir al margen de la ley, necesita más del populismo que de la democracia republicana, porque los populistas han sabido distribuir, paternal y benevolentemente, la coyuntural renta extraordinaria generada por los recursos naturales renovables y no renovables entre los pobres y las oligarquías, asegurando a cada uno un privilegio más allá de una idea de Estado de Derecho, y sin perder tiempo en asegurar entelequias como la libertad y la igualdad.
Es la Argentina populista la que desmiente el viejo apotegma de Perón, "no somos todos peronistas, todos somos populistas".
Hasta el Grupo Clarín es populista, a pesar de atravesar sus mejores años en el ejercicio de la libertad de prensa, desde la crisis del campo [cuanta corrupción K no se habría conocido sin el ejercicio comprometido a favor de la libertad de prensa por parte de Clarín, La Nación o Perfil y a pesar de la persecución aviesa del Gobierno para destruir a Magnetto, Noble y compañía, ha sido su afán por desplazar al kirchnerismo del poder para retomar su estrategia empresarial a favor de los negocios del Grupo, lo que lo ha llevado a convertirse en el mentor del nuevo populismo, el "populismo kitsch".
El "arte kitsch" es considerado como una copia inferior de un estilo existente. Llevado a la política, si el kirchnerismo es la "quinta esencia" del populismo, entonces Scioli, Massa, Macri, Carrió y los radicales que van cerrando acuerdos -por ahora- provinciales con Massa y Macri, serían el "populismo kitsch", es decir, una copia menor y de peor gusto que el populismo representado por CFK.
La ruptura de Unen, donde la salida impiadosa de Elisa Carrió solo es un episodio más de una saga que terminará con un radicalismo sin candidatos ni proyecto nacional, montado a cualquier oferta electoral en nombre de principios y valores de los que ya no creen sus principales dirigentes, importa la derrota definitiva y anticipada de las fuerzas políticas democráticas y republicanas para las elecciones 2015.
Cuando Carrió justifica el acuerdo electoral del Unen con el Pro y no con el Frente Renovador, lo hace considerando a Macri como un republicano menos corrupto que Massa ¿Puede un corrupto ser republicano? ¿Es demócrata el Senador Morales por Jujuy cuando pide una gran interna entre Unen, Pro y el FR para dirimir la candidatura presidencial en la heterogenia oposición, aplicando la misma lógica del populismo puro o “K” como es la demonización del adversario profundizando la grieta que divide a los argentinos?
A menos de un año de las elecciones generales casi que podríamos afirmar que el populismo -puro o kitsch- ha vencido, y que los demócratas hemos sido duramente derrotados antes de poder dar la batalla electoral.
¿Será como en el mito de Sísifo que los demócratas en esta Argentina populista estamos condenados a empujar perpetuamente una gigantesca piedra a la cima de la montaña, sólo para que vuelva a caer rodando hasta el fondo del valle, desde donde habremos de recogerla y empujarla nuevamente hasta la cumbre y así indefinidamente?
Al respecto Halperin Donghi también decía: "La Argentina fue realmente, como apuesta, una de las más audaces que ha habido. Porque la idea de hacer un país nuevo, no renovar una sociedad sino crear una sociedad, que en buena medida se hizo, no salió bien. No hay vuelta que darle".