El historiador progresista, Osvaldo Bayer, a 40 años de "La Patagonia Rebelde", habló de ensura, exilio y anécdotas inolvidables. En una entrevista al diario de derecha, La Nación, recordó los días en que se estrenó la película, ganadora del Oso de Plata en el festival de Berlín. Hizo un repaso por su trayectoria y habló de corrupción en el actual gobierno. Cuando se refirió a la gestión de la presi, dijo: "veo también con cosas muy positivas y otras muy negativas. Desgraciadamente, hay mucha corrupción".
"No es necesario agregar nada a la verdad histórica porque ésta tiene más fantasías que la propia fantasía", dijo alguna vez. Historiador, periodista, investigador, guionista de cine y también dramaturgo, amigo de Rodolfo Walsh, Haroldo Conti, Paco Urondo y Osvaldo Soriano, entrevistador del Che Guevara, acusado de doble homicidio por su propio empleador de un diario patagónico, confinado a diez días en un calabozo durante el servicio militar por una confusión tragicómica-homosexual, preso en una cárcel de mujeres, amenazado por la Triple A y obligado al exilio en Alemania, nombrado persona no grata en el Senado por el menemismo... La vida de Bayer parece honrar sus propias palabras.
Anarquista, pacifista a ultranza y "defensor de los de abajo", Bayer recorre el largo pasillo de su casa con pasos cortos, pesados, hasta que llega a un sillón en el pequeño patio del Tugurio, su casa-guarida en el barrio de Belgrano desde los siete años. Hace exactamente cuatro décadas, "La Patagonia Rebelde", la historia que marcó su propia historia, era censurada en su formato película. Hoy Bayer tiene 87 años y sorprende con el nivel de detalle que recuerda de los hechos.
El 12 de octubre de 1974, pese a la autorización que había recibido meses antes del propio Juan Perón, el gobierno de Isabel, su esposa, a través de José López Rega, censuró el film y el nombre de Bayer apareció en la lista negra de la Triple A, junto con el del director y el de sus principales actores.
-La película fue autorizada para su realización durante el gobierno de Cámpora y luego fue censurada por Isabelita a través de López Rega.
-Primero prohibieron mi libro sobre Giovanni [Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia; 1970], ya era una señal. Después de [Raúl] Lastiri sube Perón y él no me permite el final original del libro, que era el de las putas de San Julián. Entonces tuvimos que hacer otro, que es cuando los ingleses le cantan "porque es un buen compañero" al teniente coronel Varela. Se presenta a la censura en el Ente de Calificación y el miembro del Ministerio de Defensa dice que no la aprueba. Como la censura tenía que ser aprobada por los cinco miembros, no estaba ni aprobada ni rechazada, sino en un limbo, pero no podía pasarse.
-¿Y cuándo finalmente se pudo exhibir?
-El secretario de prensa de Presidencia, Emilio Abras, nos cuenta que Perón todos los sábados a la noche pedía ver una película en Olivos, junto con Isabelita. Todos los lunes esperábamos el llamado. Pasaron los sábados, hasta que un día nos llamaron porque Perón había pedido que la den en todos los cines del país. No le creímos, pero era verdad. Perón había visto declaraciones del comandante en jefe del Ejército [Leandro Enrique Anaya], quien había dicho que obedecía a sus mandos superiores. "¿A quién si no? ¿Qué me está queriendo decir?", se enojó Perón, y entonces lo llamó a Abras para que pasen la película, donde el capitán Elbio Anaya, tío del general, actuaba [fue uno de los represores] en una de las huelgas. La película anduvo muy bien hasta que murió Perón; con Isabel, es prohibida un 12 de octubre. Y ese mismo día salgo en la lista de la Triple A. [Luis] Brandoni y [Héctor] Alterio también tuvieron que exiliarse.
Bayer es un férreo opositor a la conscripción. Asegura que para él fue una pérdida de tiempo y recuerda con humor un extraño mal entendido. Un cabo primero, que estudiaba teatro, le consulta si lo ayuda a ensayar una escena donde él tiene que rechazar a su novia porque le fue infiel. Bayer actuó de su novia, y le abrazaba las piernas mientras que el cabo primero lo rechazaba. Justo en ese instante, entró un teniente coronel, y así relata el desenlace: "El teniente coronel me pegó una patada en el culo que todavía me duele. Al grito de 'Putos, putos, este cuartel está lleno de putos'. Yo estuve 10 días de calabozo y el cabo primero fue trasladado a Tandil".
"La Patagonia Rebelde" cuenta la historia de 1500 obreros rurales de Santa Cruz que fueron asesinados entre 1920 y 1921. Sus huelgas y rebeliones fueron reprimidas por el teniente Héctor Benigno Varela, enviado al Sur por el entonces presidente radical Hipólito Yrigoyen. Por entonces, los padres de Bayer vivían en Río Gallegos, a dos cuadras de la cárcel, y le contaron a él que escuchaban a la medianoche gritos aterradores: eran los huelguistas, reprimidos a sablazos por los guardias. Fue la primera vez que oyó hablar de los sucesos de la Patagonia. "Mi padre no podía superar la tristeza que le causaba la muerte de toda esa gente", cuenta Bayer.
Desde hace años que Bayer vive seis meses en la Argentina y seis en Alemania, donde se reencuentra con sus diez nietos y sus tres bisnietos. "No puedo estar sin la Argentina", reflexiona con la mirada fija en un punto.
Mientras la película era censurada en el país, ganaba el Oso de Plata en la Berlinale de 1974.
-¿Cree que su vida está cruzada por esa obra?
-Totalmente. Y por el libro de Severino Di Giovanni también.
-¿Por qué cree que pasó eso?
-Por la brutalidad de nuestra sociedad. ¿Cómo va a prohibir mis obras? Ahora, hagan escribir a historiadores que demuestren que lo mío es mentira. No pudieron encontrarme nada de inventado. Las críticas que me hicieron tienen que ver por cuestiones ideológicas. Mis héroes son los héroes de abajo, viste. Los huelguistas de la Patagonia, los anarquistas de Severino, los anarquistas expropiadores. Son héroes del pueblo. Y eso les da bronca a los milicos y a la policía.
-Usted se define como pacifista a ultranza, habrá tenido fuertes discusiones con su amigo Rodolfo Walsh sobre si tomar las armas o no.
-Sí, absolutamente.
-¿Cree que se justifica tomar las armas en algún momento?
-Mirá, yo no estoy en contra tampoco de eso. Pero yo no lo voy a hacer nunca. Soy amigo de la paz. Pero claro, con una dictadura y la desaparición de personas, qué otro método podés utilizar. Es decir, yo los justifico completamente a Rodolfo Walsh, al Paco Urondo y a Haroldo Conti, que fueron mis mejores amigos. Con Rodolfo Walsh, la última vez que me encontré, le dije: "¿Cómo es posible que hayas cambiado el marxismo por el peronismo?".Y él me dijo: "No te equivoques. Yo no soy peronista, soy siempre marxista, ¿pero dónde está el pueblo?". Y yo le dije: "Mirá, el pueblo peronista no los va acompañar". Y él me dijo: "Ya vamos a ver". Confiaba en el levantamiento del pueblo. Me dio pena, porque era el mejor de todos. El mejor intelectual de esa época. Era completo. Escritor y qué investigador.
El Tugurio es un caos de papeles por doquier. Con olor a polvo y humedad, a intelectualidad, a lectura y escritura. La puerta de calle, decorada hace poco con un mural en honor a los pueblos originarios, invita a recorrer un pasillo tan estrecho como una persona. En la pared de la izquierda, una repisa sostiene libros, papeles, diarios y hojas hasta el techo. Apenas avanzados unos pasos, a la derecha se abre una biblioteca oscura -las ventanas cerradas impiden el paso del sol de la tarde- donde la escena se repite: otra gran repisa sostiene libros, papeles, diarios y hojas del piso al techo. Hay de todo. En una mesa hay una caricatura de Bayer.
Cuando termina el pasillo, hay un pequeño patio, cuya pared está densamente cubierta de plantas que riega todos los días y que él mismo plantó. El patio comunica la casa con una pieza donde se repite el caos del intelectual (libros, papeles, diarios, distinciones y diplomas), y con una pequeña cocina (donde hay más libros). Entre todo ese caos, un cartel de una calle muestra otra de las batallas intelectuales de Bayer. "Av. Roca" dice la chapa ahora colgada en la pared y que, en alguna oportunidad, marcó una dirección en alguna ciudad. "Hemos sacado la calle Roca de 26 ciudades argentinas. Eso es un triunfo. Y acá el que se niega es Macri. Mientras esté él, va a estar la estatua del genocida ese", lanza Bayer. La figura de Julio Argentino Roca también es un leit motiv en la vida intelectual de Bayer, que lo considera un "genocida" por llevar adelante la Campaña del Desierto.
-¿A qué otras calles les cambiaría el nombre?
-A la calle Rauch. Fue contratado por Rivadavia para exterminar a los ranqueles. Al hermano de Roca, Ataliva, que también tiene una ciudad en La Pampa, quien era el que cobraba la coima.
Bayer siempre defendió a los pueblos originarios, y su actitud le valió alguna vez la prisión en una cárcel de mujeres, luego de dar una conferencia en la localidad de Coronel Rauch, donde exigió a los mismos pueblerinos que le cambien el nombre a su pueblo.
-Algunos historiadores lo critican porque dicen que usted no analiza a Roca con las ideas de la época.
-Yo les respondería con documentos de Belgrano, Castelli y Moreno.
-¿Se puede ser libre y pertenecer a un partido político en busca de la verdad histórica?
-Mientras no se mienta... Si ese partido cometió un error, hay que decirlo y publicarlo, y no esconderlo. No sé cómo reaccionarían los afiliados, si se responsabilizarían y harían autocrítica. El partido radical tendría que hacer la autocrítica por la represión de las huelgas patagónicas, a los obreros de La Forestal y los hechos de enero de 1919 contra los metalúrgicos. Fue una verdadera carnicería de la Policía Federal enviada por Yrigoyen. Siempre han callado la boca los radicales. Y el peronismo debería hacer la autocrítica por la actuación de López Rega, un criminal absoluto.
-¿Qué balance hace del gobierno de Néstor Kirchner?
-Néstor Kirchner hizo cosas más positivas que negativas. Por supuesto, que también se puede hacer alguna crítica. Pero es el primer presidente en tener el coraje civil de mandar a juicio a todos los asesinos de la dictadura. Es un gran mérito de él. Y más todavía, mandarlos a cárcel común y que el peor de todos, Videla, haya muerto en una cárcel común.
-Y al gobierno de Cristina Kirchner, ¿cómo lo ve?
-La veo también con cosas muy positivas y otras muy negativas. Desgraciadamente, hay mucha corrupción. Empezando por el vicepresidente, que ya tendría que haberlo hecho renunciar. Pero de los gobiernos después de la dictadura, ha sido el mejor.
-¿Qué opina del ascenso de César Milani?
-Una cosa así se hace para quedar bien con Dios y con el Diablo. Pero mal hecho.
Son las cinco de la tarde y ya va casi una hora de entrevista. Osvaldo Bayer debe atender aún a cuatro periodistas más que están por llegar. El historiador traslada su disciplina historiográfica a su vida. Por eso, está levantado desde la cinco de la mañana. Asegura que a esa hora es cuando más productivo es. Se acerca la tardecita, y sus energías se van terminando, hasta que repentinamente, se reactiva y dice: "Me olvidé invitarlos con algo, ¿un pequeño whisky?".