Por Lucas Carrasco
Quien sepa interpretar un país que incluya a la Generación de la motito, el producto sociológico que emerge por el kirchnerismo, principalmente en vida de Néstor Kirchner, bajo la promesa de una normalidad socialdemócrata en un Estado de bienestar líquido, y que luego se transformó en la principal amenaza al sistema policial que armó la vieja para regular sus negocios del narcotrágico.
1. La primer nota sobre la Generación de la motito.
2. La segunda.
3. De nada, chicas.
Esa Generación de la motito no es la clase obrera industrial que supo interpretar el peronismo, ni la clase media chacarera y liberal que supo interpretar el radicalismo. No es el estudiante universitario peque;o burgués que puede abrevar en la izquierda ni es el ñoqui con inquietudes culturales que distingue a La Cámpora. Está lejos de toda expresión sindical y no tiene ningún anclaje territorial, por diversos factores que van desde la falta de raíces por las migraciones internas, el aumento de la criminalidad y de la violencia dentro de la criminalidad, la represión institucional y las ansias aspiracionales de huir hacia lugares más seguros. Junto con una identidad no construída en torno al trabajo, que es volátil, en negro o bien altamente protegido pero en el marco de mafias como las de las Obras Sociales que hacen inviable construir una identidad del tipo de la que negocian Caló o Moyano con los distintos gobiernos.
El que sepa interpretar ésto, prometerle un país, una ciudad, un futuro corto y flexible pero con mínimas condiciones de un país razonable, ganará.
Punto y aparte. Ahora apláudanme y cántenme la de los bombardeos. Boludos.