Por Anita Sánchez Quiroga
Dicen en los medios: Nadie esperaba este trágico final, refiriéndose a las muertes de mujeres y niños, y respondo... yo sí lo esperaba, porque no se protege a las víctimas, porque siempre se juzga a quienes son golpeadas, porque se buscan o inventan defectos, porque si una mujer dice “mi pareja me pega” se sigue tomando ese comentario livianamente sin tener conciencia de que quien avisa ésto, es porque está buscando ayuda, porque no quiere callar más, no quiere seguir sufriendo en silencio y sola, está pidiendo auxilio.
Cada vez que es golpeada el inminente miedo a la muerte está presente, desde ese momento y por mucho tiempo más. Así se siente una mujer que sufre violencia de género en el ámbito familiar, desprotegida y sin salida, no hay un compromiso social y una solidaridad incondicional con las víctimas de maltrato.
Por otra parte, la persona violenta no recibe tratamiento psicológico y/o psiquiátrico, porque cree que no lo necesita. En cambio, son las víctimas las que se encuentran en tratamiento psicológico, médico, o bien acuden a solicitar ayuda espiritual, concurren a centros de asistencia gubernamental u otras, pero no es suficiente, ya que debe haber un entramado social que proteja a las víctimas de la violencia psicológica que implica cualquier tipo de maltrato.
Todos somos parte del problema, por lo tanto todos somos parte de la solución (amigos, vecinos, familiares, compañeros de trabajo, etc.).
Es urgente que no miremos para otro lado, que nos preocupemos y ocupemos de la violencia hacia las mujeres y sus hijos.