Ilustración: Nico Suarez
Texto: Ernesto Simón
Como habrá sido de grande la vieja que hasta Mujica la despidió con su perra bajo el brazo. China Zorrilla, un símbolo de tantas cosas que, por sencillas, dejan de ser símbolo para
convertirse en vida cotidiana.
Fiel a su estilo, con su perra Manuela alzada, el presidente uruguayo José Pepe Mujica fue a despedir a la actriz China Zorrilla, quien murió hace poco, cuando apenas tenía 92
años. La vida misma no la había podido voltear pero una enfermedad pulmonar se la llevó puesta. Igual no pasa nada, ella sigue viva en cada una de las películas que hizo y en la
memoria de cada ciudadano del mundo que la acorazó en su interior.
Miles de personas de todas las edades se acercaron a la capilla ardiente de "China" Zorrilla en el Salón de los Pasos Perdidos del Parlamento de Uruguay. Mujica, que no pronunció ningún discurso en la sala, valoró en un comunicado oficial de Presidencia la labor de la actriz como "constructora de cultura" y ensalzó la "magnitud de su vida", que estuvo impregnada de "ternura".
El cortejo fúnebre acompañó al féretro hasta al coche funerario entre gritos y aplausos de agradecimiento. El coche fúnebre recorrió el centro de la ciudad y se detuvo frente al Teatro Solís para dar paso a la despedida de los actores de la Comedia Nacional y del teatro independiente que se reunieron antes de que los restos de Zorrilla se enterraran finalmente en el Cementerio Central de Montevideo.