Los dos pesos pesados del gremialismo distorsionado argentino evitaron resaltar el papel que jugó la izquierda. Los piquetes de esos sectores lograron que muchos tomaran colectivos a la mañana.
El paro de hoy mostró el alcance que puede tener una medida conjunta de las CGT de Hugo El Seco Moyano y Luis El Manco Barrionuevo y los sectores de izquierda, que con sus piquetes impidieron la normal circulación de los colectivos y echaron por tierra cualquier intención oficial de mostrar que era un día normal. Los micros y los subtes habían sido los artífices del paro del 10 de abril pero esta vez la Unión Tranviario Automotor (UTA) con Roberto Fernández a la cabeza decidió no sumarse. De mínima, Moyano y Barrionuevo sabían que no podían repetir el éxito de aquella jornada.
Con micros, subtes y taxis funcionando normalmente las principales ciudades del país no lucieron vacías como en abril, pero la merma de gente se sintió a tal punto que eran muchos los que hablaban de un movimiento similar al jueves santo o un sábado.
En Capital Federal la postal fue comercios abiertos, incluso muchos bares y restaurantes que ignoraron el llamado de Barrionuevo, pero menos transeúntes que lo habitual y circulando sin prisa.
Los colectivos cumplieron sus recorridos con menos pasajeros, como si no hubieran sumado a los habituales de los trenes. Los subtes (sólo no funcionó la línea B) si parecieron absorber esa gente durante parte de la mañana en que tuvieron abarrotados.
Ocurre que los micros tuvieron un problema extra: desde ayer al mediodía la izquierda cortó los accesos a Capital Federal y a las principales ciudades del país y así desalentaron a muchos obreros a salir esta mañana a las calles.
“Lo que logramos con los piquetes es reforzar a los sectores vulnerables, que no pueden faltar porque los echan y con colectivos iban a ir. Y eso fue lo que pasó”, le dijo a LPO Néstor Pitrola, diputado nacional del Partido Obrero, quien calcula 50 piquetes en todas las provincias.
Pitrola coordinó sus acciones con Pablo Micheli, de la CTA opositora, que esta vez no quiso una silla en la conferencia de la CGT como el 10 de abril, cuando no ocultó su incomodidad e ironizó porque su butaca estaba “a la derecha” de Barrionuevo.
“Micheli está en contacto con nosotros y con él organizamos la movilización de ayer y hoy. Él a su vez habla con Moyano, porque un paro general no puede hacerse sin un llamado de la CGT. Pero hoy se notó una gran movilización en las bases de las empresas y eso no se puede negar”, agregó Pitrola.
Otros sectores de izquierda que fueron a las rutas fueron tendencia piquetera, Corriente Clasista y Combativa (CCC) y el PTS, que junto al PO domina muchas delegaciones disidentes de CTERA, el gremio docente de Hugo Yasky. En los piquetes el principal reclamo no era el impuesto a las ganancias sino los despidos de las fábricas, ignorados en los discursos de la CGT.
En la provincia de Buenos Aires Suteba es la representación de CTERA y la izquierda domina los principales distritos como La Plata, La Matanza y Quilmes. En todos ellos fueron al paro junto a la Federación de Educadores Bonaerenses (FEB) y le dieron una mano a Moyano, que pocas escuelas podía vaciar con su Unión de Docentes Bonaerenses (Udocba).
Con UPCN en la CGT oficial, la administración pública sólo sintió el paro en los hospitales, donde la representación mayor la tiene la Fesprosa de Jorge Yabkowski, ligado a Micheli.
Son todos sectores que logran hacer sentir un paro en un día, a diferencia de la mayoría de los gremios de las CGT opositoras, con algunas excepciones como trenes, aviones, combustibles, bancos, residuos, ninguna que influya a tanta gente como los micros. "El transporte no es indispensable para un paro", intentó evadirse Moyano
Para evitar estos planteos, en enero Barrionuevo había ideado un plan de lucha con paro de 24 y 36 horas cada dos meses, que luego frenaron porque no lograban convencer a la UTA. "Ahora no vamos a esperar respuestas 2 o 3 meses", advirtió el gastronómico.
Cuando confirmaron que la UTA no se sumaría al paro Moyano y Barrionuevo supieron de la trascendencia de los piquetes para no pasar desapercibidos. De hecho, en las provincias no hay casi trenes para pasajeros, la gente se traslada en micros no siempre pudo hacerlo.
En todos los casos, la izquierda hizo su trabajo: en el cordón industrial de Rosario y San Lorenzo el partido Obrero hizo ocho piquetes, en Tucumán directamente interrumpió la terminal de Ómnibus, en Salta la Corriente Clasista y Combativa cortó las calles y en Jujuy, donde también pesa fuerte el Partido Obrero, los colectivos fueron apedreados por personas encapuchadas y no pudieron circular.
En la autopista Buenos Aires La Plata la izquierda hizo corte temprano y obligó a los micros a viajar por avenida centenario.
A diferencia de abril, Moyano y Barrionuevo no anticiparon su rechazo a los cortes pero en la conferencia de prensa de esta tarde el gastronómico no pudo con su lengua: “Hubo como 4000 piquetes este año y dos paros. Los piquetes los hacen por la deuda externa, por Obama, qué se yo”, se indignó.
Celebró “colectivos semi vacíos” y “fábricas sin empleados”, pero sin mencionar por nada la influencia de los cortes.
Anoche, en televisión, Barrionuevo ya había subestimado sus aliados tácitos. “Los sindicatos que no se adhieren tienen las bases tomadas por la izquierda, por lo que no están representando bien los reclamos de sus trabajadores”, diferenció.
Sabía que la izquierda le daría una mano para un paro que se sintió menos que el de abril, pero no dejó de golpear al Gobierno en medio de una recesión que no logra reencauzar.