"No me van a hacer firmar cualquier cosa amenazándome", señaló en un acto. Responsabilizó al juez por un eventual default. Habrá otra reunión con el mediador.
A menos de una semana para la posible entrada en default técnico, la presidenta Cristina Kirchner advirtió que no firmará cualquier acuerdo con los fondos buitre bajo amenaza. Un día antes de la reunión clave que mantendrá la delegación oficial en Nueva York con el mediador designado por el juez Thomas Griesa, Daniel Pollack, la Presidenta fue enfática en sus definiciones: hizo un fuerte llamado ante la posibilidad de que el país termine finalmente ingresando en la tan temida cesación de pagos por la falta de acuerdo para destrabar el desembolso a los bonistas que ingresaron a los dos canjes de deuda propuestos por el Gobierno.}
"A mí lo que más me preocupa es la responsabilidad ante la historia, ante la mirada de mis hijos, mis nietos y millones de argentinos, porque no me van a hacer firmar cualquier cosa amenazándome con que el mundo se viene abajo", advirtió.
Sin cambios de postura y con las mismas palabras que usó anteayer el ministro de Economía, Axel Kicillof en un comunicado, Cristina Kirchner anticipó que está dispuesta a seguir negociando, pero abrió el paraguas frente a la posibilidad, cada vez más cercana, de que el país termine sin poder efectivizar el pago a los bonistas. "Pagar en tiempo y forma como hizo la Argentina y que a alguien se le ocurra bloquear el pago es inédito e insólito", apuntó la Presidenta contra el juez Griesa, que dispuso dejar sin efecto el depósito de los 539 millones de dólares que el Estado apuró el pasado 26 de junio. La jefa del Estado ensayó así un último llamado al magistrado durante un acto en General Rodríguez, donde inauguró la ampliación de una planta de la empresa Yamaha.
"La Argentina no va entrar en default por una sencilla y elemental razón: en default entran los que no pagan y la Argentina pagó. Van a tener que inventar un nombre nuevo", se anticipó ante lo que vendrá cuando el próximo miércoles venza el plazo de gracia para que finalmente los fondos de la deuda reestructurada lleguen a las manos de los acreedores que ingresaron a los dos canjes.
Con tono dramático, la Presidenta advirtió que no aceptará pagarles a los fondos buitre en las condiciones que establece el fallo de Griesa ante la eventualidad de los juicios que podrían caerle al Estado de quienes aceptaron la reestructuración por la famosa cláusula RUFO, que impide mejorar la oferta antes de fin de año. "Hemos dejado el cuero, se fue mi compañero [por Néstor Kirchner] y en honor a todo eso no nos vamos a traicionar. Prefiero seguir durmiendo tranquila. Dejen de asustar y amenazar", advirtió.
Anticipándose al escenario que vendrá, insistió en la necesidad de apuntalar el consumo interno como motor de la economía frente a la falta de acceso al crédito internacional que depararía nuevamente ingresar en cesación de pagos. "Si quieren hacer una inversión y conservar el trabajo, compren una moto, una plancha, un lavarropas", apuntó durante el discurso de 50 minutos que más tarde completó con declaraciones a los medios.
La Presidenta insistió en que mantendrá en pie la negociación. "No nos podemos dejar arrebatar el presente y mucho menos el futuro. Vamos a seguir hablando. Vamos a ir [a Nueva York] cuantas veces sea necesario con nuestras razones, que no son caprichos", agregó en referencia a la nueva reunión que hoy tendrán el secretario de Finanzas, Pablo López, y de Legal, Federico Thea.
Para desbaratar los argumentos opositores, la Presidenta citó al ex ministro de Economía Roberto Lavagna, hoy en las filas del Frente Renovador, de Sergio Massa, como uno de los funcionarios que negociaron la deuda. "Dicen que la Argentina nunca negoció. Nos hemos cansado de negociar y convencer", agregó, sobre el papel del ex funcionario, al que aludió sin nombrar.
Cristina Kirchner citó el acuerdo con Repsol por la estatización de YPF y el pago al Club de París como los ejemplos de la vocación oficial de llegar a un pacto. "Lo más gracioso de todo es que lo que nosotros arreglamos es lo que endeudaron otros. Nos tocó el rol de hacernos cargo de los platos rotos. No nos quejamos. Somos gobernantes que ponemos la cara y esta Presidenta no va a firmar nada que comprometa el futuro de las generaciones de argentinos como hicieron otros que firmaron cualquier cosa", apuntó.
Reiteró, además, el pedido oficial para que el fondo de Paul Singer, que ganó el juicio, tomara un seguro financiero si, tal como dice, garantiza que no se dispararán juicios por la cláusula RUFO. "Ni una sola respuesta tuvimos", asestó y agregó que lo que quieren es "hacer caer la reestructuración" para que la Argentina vuelva "al infierno".
El miércoles vencerá el plazo para que la Argentina le haga llegar el dinero a los tenedores de Discount, el bono que cortó cupón el 30 de junio pasado. Si no paga, entrará en default.
El fallo de Griesa
Si bien la Argentina depositó los US$ 539 millones para cancelar el vencimiento, el juez Thomas Griesa ordenó al banco pagador -el BoNY- no concretar el pago. Ya que, según dijo, la Argentina debería pagarles al mismo tiempo (pari passu) lo que les adeuda a los holdouts. Griesa designó a un mediador, Daniel Pollack, para que ayude al país y a los holdouts a llegar a un acuerdo.
El problema de la RUFO
Pero en el Gobierno temen que negociar con los buitres o pagarles directamente lleve a que todos aquellos que participaron de los canjes de 2005 y 2010 reclamen en la Justicia, ya que los nuevos bonos tienen una cláusula, la RUFO, que dice que pueden exigir igualdad de condiciones si es que se le mejora la oferta a otro acreedor.
La RUFO vencerá en diciembre. El Gobierno estaría libre para cerrar un acuerdo en enero. De ahí la necesidad de reponer la medida cautelar -el stay- que suspende el fallo de Griesa hasta entonces..