Por Osiris Alonso D’Amomio
para www.jorgeasisdigital.com
Para Oximoron, sólo con una nueva administración podrá reconstruirse, para la Argentina, la credibilidad extraviada.
“Para negociar, la Presidente argentina hoy es un impedimento”, confirma la Garganta, telefónicamente, desde New York. “Y con su ministro de Economía es peor”.
Pese a las invocaciones -en contrario- del Santo Padre Francisco, la Argentina desperdicia la etapa más floreciente. En la que no pudo, por impericia, proyectarse.
Asediada por conflictos heredados, y mal manejados, que la exceden, La Doctora se pone el país de sombrero.
Asoma un riesgo de default más grave que el de 2001. La Doctora choca, con virulencia, la calesita que no aprendió a comandar.
Explicación básica para los picos de stress que anteceden a la depresión. En vísperas de euforias similarmente perjudiciales.
El crédito de la confianza está agotado. Ya no le fían.
La manera más eficaz de ayudarla -como lo solicita el Santo Padre- para una buena culminación, consiste en aproximarle la línea de llegada.
Como en 1989 se le aproximó a Raúl Alfonsín, a quien la historia registra como modelo de demócrata.
Para Consultora Oximoron, los 18 meses de distancia se imponen como una dificultosa eternidad. Inmanejable para el país quebrantado. Sometido a la próxima frivolidad de una campaña doble. Onerosa e interminable.
Según Oximoron la salida del laberinto sólo puede racionalizarse a partir del acuerdo político y económico. Entre el oficialismo deteriorado y los “opositores envueltos”. Entendimiento que Oximoron, por facilidad expresiva, prefiere denominar “Moncloa”. Para compartir, en materia de responsabilidad, las trascendentes decisiones que deben tomarse.
Mientras tanto, para Oximoron, debiera cancelarse la pedantería costosa de las PASO. Y adelantarse la elección presidencial.