Durante la última semana, hubo siete episodios de linchamientos en algunos puntos del país. Como una espiral contagiosa y llena de peligro, el séptimo caso se dio el domingo en General Roca, Río Negro, donde un grupo golpeó violentamente a un ladrón que intentaba entrar a robar una casa.
El hecho se suma a otros cuatro ocurridos en Rosario (en el más grave mataron a David Moreira, de 18 años, tras robar una cartera), uno en Santa Fe capital y otro el sábado en el barrio porteño de Palermo. El de Río Negro fue cerca de las cuatro de la tarde del domingo, cuando un matrimonio que regresaba a su hogar vio a un hombre que forzaba la puerta, por lo que el dueño de la casa comenzó a perseguirlo.
Durante la corrida, se sumó un vecino que había escuchado los gritos y trató de interceptar al ladrón, pero recibió un barretazo que le provocó un corte profundo en un brazo. A la persecución se agregó otra gente del barrio, y una de estas personas interceptó al asaltante. Pero no sólo lo detuvieron, algo que está permitido dentro de la figura del arresto ciudadano en estado de flagrancia delictiva , según el Código Procesal Penal. Además, le dieron una paliza en el suelo hasta que llegó la Policía.
La sucesión de hechos dados a conocer en la última semana provocó la interpretación de intelectuales y políticos. En la mayoría de los casos se observan estas actitudes sociales como una reacción ante la ausencia del Estado. Pero no dejan de tener cierto parentesco con lo que a veces puede verse en una tribuna, cuando dos sectores de una barrabrava se patean las cabezas en busca de algún tipo de venganza o acción justiciera, dentro de sus propios códigos.
Para el sociólogo Juan Pegoraro, “no hay que magnificar los linchamientos, que son tan viejos como la Humanidad”. Según explicó en Radio Del Plata, “hay una sensación de que la Justicia es lenta y está contaminada ”. Luego, Pecoraro deseó que “ojalá que no se normalice ni que se sienta que esto debe ser así; son casos particulares”.
La Justicia aparece ahora por los hechos de Palermo: por lo ocurrido el sábado, buscan a través de las cámaras de seguridad a los agresores del ladrón para iniciarles una causa penal.
En Rosario, aún no hay detenidos por el crimen de Moreira, a quien patearon en el suelo 50 personas.
En referencia a ese asesinato, el escritor rosarino Marcelo Britos opinó en su muro de Facebook que “matar a un pibe por robar una cartera es artero y criminal. Alguno dirá que matar a alguien para robarle también lo es, y es cierto. Pero marcar allí el eje de la discusión es erróneo. Los orígenes son absolutamente diferentes, y esto es lo que algunos se niegan a discutir”. La ex vicegobernadora de Santa Fe, María Eugenia Bielsa, calificó como “una catástrofe” el linchamiento de Moreira y apuntó a la idea de Hobbes al considerar que “se han roto todas las reglas del consenso social”.
El filósofo Marcos Novaro fue por el mismo lado. “Cuando renunciamos al instinto nos privamos de ciertas libertades; no podemos hacer justicia por mano propia por un arranque de furia. En estos episodios de bestialización del comportamiento, lo que tenemos es una negación de sociedad”, resaltó.
También el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) repudió estos hechos a través de su cuenta de Twitter : “La justicia por mano propia mata. No es justicia, es asesinato”, remarcó.