Las mediciones privadas alertan sobre una aceleración de los aumentos en febrero, impulsada, principalmente, por los alimentos. Lideraron las subas la carne y los materiales para construcción.
Los aumentos de precios mantuvieron su ritmo a pesar del programa del Gobierno Precios Cuidados y, por ahora, está clara la falta de resultados de la política oficial de congelar los valores de una canasta reducida de productos con el objetivo de producir un efecto contagio en el resto de los artículos que se venden en los supermercados. De hecho, en febrero las subas de precios volvieron a estar motorizadas principalmente por los alimentos y el resto de los productos de la canasta básica. La alta inflación del mes que acaba de terminar se torna un dato más preocupante si se tiene en cuenta que, a diferencia de diciembre y enero, febrero es tradicionalmente un mes tranquilo en materia de aumentos de precios. "Después de dos meses como diciembre y enero, que según nuestras mediciones estuvieron por encima del 4%, febrero también se está acercando a este índice, con el agravante de que se trata de un mes con baja estacionalidad ", dijo el economista Carlos Melconian.
Los analistas explican los aumentos como un efecto directo de la política cambiaria. "La devaluación más fuerte del peso fue en los últimos días de enero y, por lo tanto, el mayor impacto en los precios se sintió en febrero", precisó Diego Giacomini, de la consultora Economía & Regiones. En Economía & Regiones también coinciden al dar cuenta de que la inflación del último mes no mostró la típica desaceleración de febrero. "De acuerdo con nuestra medición, febrero está terminando con una inflación un punto mayor a la de enero, con lo cual el índice oficial se estaría ubicando claramente por encima del 4 por ciento el mes pasado. Si da más bajo, habría que dejar de creer en el nuevo índice", sostuvo Giacomini. Los analistas privados precisan que si bien los alimentos volvieron a liderar los aumentos, durante el verano las subas se generalizaron a toda la economía. "Los aumentos se sintieron en prácticamente todos los rubros, con subas muy pronunciadas en electrodomésticos -que lideraron las subas, con un alza promedio de 15 por ciento-, carne, pasajes de ómnibus, verduras y materiales para la construcción", explicó Luciano Cohan, economista jefe de la consultora Elypsis, que releva los precios desde hace un año y en las primeras tres semanas de febrero está dando cuenta de una suba también superior al 4 por ciento.
"Sólo en alimentos estamos proyectando una suba de 5 por ciento, con aumentos generalizados en prácticamente todas las categorías, desde las importadas, como café o cacao, hasta las de producción local, como la carne o el aceite", coincide Fausto Spotorno, economista jefe del estudio Orlando J. Ferreres. Con los datos de febrero, los analistas privados dan por descontado que la inflación de marzo difícilmente se ubique por debajo de 3%, tomando en cuenta que durante este mes se siente con fuerza el impacto de los aumentos en los productos de la canasta escolar. "Lo más preocupante es que marzo es un mes estacionalmente alto en materia de inflación, con lo cual es factible que en los primeros tres meses del año la suba acumulada se acerque a 15 por ciento, lo que significa más de la mitad de la inflación que tuvimos en todo 2013", explican en Economía & Regiones.
A mediano plazo, y a falta de medidas más concretas, los economistas alertan que el freno para la inflación podría provenir de una caída en el nivel de actividad económica. "En los próximos meses, la recesión va a empezar a hacer el trabajo sucio, y la baja en el nivel de actividad y la pérdida del poder de compra de los salarios posiblemente provoquen una desaceleración en la suba de los precios. Hacia fin de año calculamos una inflación en torno al 32 por ciento anual", sostiene Cohan.
Si bien los analistas privados dan por descontado que la desaceleración económica también se trasladará a la inflación -en un escenario parecido al de 2009-, también alertan sobre el efecto de una posible nueva devaluación del peso en los precios. "Para los próximos meses esperamos que la inflación se vaya desinflando, pero hay que ver qué puede pasar en la segunda mitad del año, en especial con el tipo de cambio", explicó Spotorno. "Estamos pasando de un estancamiento de la economía con una inflación de 25% anual, como se vivió a fines del año pasado, a una recesión con los precios subiendo al 40%", advierte Melconian.
Los aumentos generalizados en el rubro alimentos tienen un impacto directo en los niveles de consumo, y se espera que los pobres resultados en las ventas de supermercados en diciembre y enero -en los dos meses las grandes cadenas registraron una caída en las ventas por unidades- se repitan en febrero, con lo cual se completaría el primer período de tres meses seguidos con ventas en caída en más de cuatro años.