Por E. Simón
Mientras la ciudad de Buenos Aires se convirtió en una suerte de "Lejano Oeste" del subdesarrollo, donde pistoleros, patoteros y delincuentes de medio pelo siguen disponiendo de la vida de los argentinos; condenando a muerte a unos y perdonándoles la vida a otros, Cristina La Muchacha Progre llegó a Roma para almorzar con el Papa Francisco Panchito I.
Recibida por Guimermo Moreno, como Dios manda, está a salvo, lejos de la ciudad de la muerte. En tanto, Insaurralde y su novia modelo se mudaron a la modesta zona de Puerto Madero para refugiarse de la inseguridad y el inefable Daniel Paz and Love Scioli dijo que "estamos viviendo horas dramáticas” a causa de la violencia. No me digan que éste no es un país de vivos.
Daniel Scioli, también conocido como Daniel Scholl, dijo que "estamos viviendo horas dramáticas", en clara referencia a la inseguridad. Lo dijo ante egresados de la Escuela de Policía. Las estadísticas en provincia de Buenos Aires son elocuentes: hubo 60 muertos por crímenes en 75 días.
Detrás salió Alejandro El Sheriff Granados a decir que "el déficit número uno es la falta de policías". Es decir que los muchachos creen que la violencia en las calles se arregla metiendo tantos policías como delincuentes anden pululando. Error de calculo. ¿Por qué?, preguntará el curioso lector. Sencillo: el modelo económico argentino seguirá generando pobreza y miseria, esa miseria se traduce directamente en gente desesperada que sale a buscar a las calles lo que la vida les ha negado: una oportunidad. A esta altura ya tendrían que saberlo: por cada policía que el Sistema pone en funciones, la pobreza saca a la calle 10 o 15 personas alteradas por la necesidad y dispuestas a todo. Muchachos peronistas, tienen que entenderlo: nunca van a alcanzar la proporción. Es una pena que no esté vivo el Pocho Perón. Por lo menos el Pocho se los hubiese dicho en términos más coloquiales.
El Sheriff Granados pidió que los intendentes “estén encima” del tema: “El que hace política con la inseguridad es un salame”. Anunció que pondrán cámaras de seguridad en 8.000 colectivos. Insaurralde respondió desde alguna parte lujosa de la ciudad, desde ese lugar donde sólo campeonan los ganadores de modelitos top y de plata dulce. El ex candidato fue taxativo: "Nos mudamos a Puerto Madero por la inseguridad”.
Mientras todo esto sucede en un país donde el caballo del comisario parece no tener riendas y donde no aparece ningún torero que pueda domar a la bestia, la presidenta se piantó a Roma entrevistarse con el Papa y de paso se reencontró con Guimermo Moreno. Es el mismo Papa que desde el kirchnerismo descalificaron con virulencia inusitada ni bien fue ungido. Bástenos leer las notas publicadas en Página/12 por Horacio El Perro Verbitsky. El modelo Nacional y Popular es así: hoy te doy mañana salgo a pedirte. Es como la canción Peperina de Serú Girán: "Te amo te odio dame más".
La Presidenta llegó al modesto hotel Eden en Roma y, entre otros, fue recibida por el consejero económico de la Embajada en Italia, con quien se saludó afectuosamente. Mañana almorzará con el Papa, en un momento de gran tensión en Europa por la crisis de Ucrania. El escenario es la Casa de Santa Marta, el hotel interno del Vaticano donde se aloja el Papa argentino. Para ambos el encuentro reforzará el objetivo principal: asegurar una transición lo más serena posible hacia el final del mandato de Cristina, en el todavía lejano diciembre del año que viene.
Dos llamados telefónicos bastaron para combinar el "pranzo". Cristina llamó al Papa para felicitarlo por su primer aniversario al frente de la Iglesia y Francisco le devolvió la llamada invitándola a comer juntos como escala a su viaje oficial a Francia. Con un largo séquito de automóviles, la caravana presidencial se detuvo ante el tradicional hotel Eden de la calle Ludovisi, en el corazón del centro histórico romano, a 200 metros de la vía Véneto y muy cerca de la plaza de España. Entre aplausos, en la puerta la recibió el chef del hotel con un ramo de flores. Entre los numerosos argentinos presentes se encontraba el consejero económico de nuestra embajada Guillermo Moreno, quién la saludó afectuosamente.
Un detalle llamó la atención de Cristina La Muchacha Progre y de su séquito: en todo el trayecto no les salió al cruce ningún delincuente. Las calles de Roma tienen ese no sé qué.