Por Nadia Vera
Paco de Lucía murió paradójicamente como es su música: un cúmulo de progresiones armónicas impensadas, inestables y repentinas. Fue un gran guitarrista por su técnica y musicalidad. Podía interpretar grandes pasajes de la manera más simple, inspirando las melodías más cantables posibles, envolviéndonos en un mundo flamenco conocido, por más que uno fuera ajeno el estilo.
Será el artista emblema de toda la cultura de la guitarra española y, sobre todo, padre de la fusión jazz flamenco.
El mundo artístico llora su pérdida, los músicos se atribuirán el dolor casi de manera visceral, acompañando desde todos los puntos del mundo a la familia. Respetando y difundiendo su gran música siempre vivirá en los oídos de todos. El gran Paco de Lucia y sus dedos mágicos habitan ahora ese territorio invisible y mágico de la música eterna.