Las protestas contra el proyecto minero Conga, de la estadounidense Newmont, se reavivaron por estas horas con movilizaciones de campesinos opuestos a su ejecución. Hubo disturbios. Una muestra más de que la mega minería cuida poco y nada el medio ambiente y sólo prioriza la ganancia.
Las protestas contra el polémico proyecto minero Conga, de la estadounidense Newmont, en el norte de Perú, se reavivaron las últimas horas con movilizaciones de campesinos opuestos a su ejecución y concluyeron con disturbios, informó la empresa y dirigentes locales. Varios miles de campesinos llegaron la tarde del jueves hasta zonas altoandinas de Cajamarca (norte) en rechazo al proyecto que prevé secar cuatro lagunas para extraer oro y cobre del fondo, según tiene previsto la empresa Yanacocha, subsidiaria de Newmont, que planea invertir 4.800 millones de dólares.
Los manifestantes realizaron "actos de vandalismo quemando una antena de telefonía, dejando sin señal de comunicaciones a las comunidades aledañas y retuvieron a un trabajador que brinda seguridad a Yanacocha", informó la empresa. Por su parte, dirigentes locales negaron las denuncias de la compañía. Wilfredo Saavedra, dirigente del Frente de Defensa Ambiental de Cajamarca, dijo que la movilización fue "pacífica y que unos 3.000 campesinos fueron reprimidos con gases lacrimógenos por la policía". "Rechazamos cualquier relación con lo ocurrido", señaló Saavedra al subrayar que los campesinos llegaron a la zona para exigir el retiro de la maquinaria de la minera. La situación retornaba paulatinamente a la calma este viernes y los campesinos regresaban a Cajamarca, indicó Saavedra.
Temor por las reservas de agua
Por su parte, Marco Arana, dirigente del movimiento ecologista Tierra y Libertad, señaló que los pobladores de las comunidades rechazan afirmaciones de autoridades del gobierno anunciando que el proyecto se ejecutará de todas maneras. "Hay un claro rechazo al proyecto y a informaciones sobre instalación de un campamento de fuerzas especiales de la policía cerca a las lagunas en apoyo a los planes de Yanacocha", añadió. El gobierno regional de Cajamarca se opone desde hace dos años a la instalación de la mina por temor a que destruya las fuentes de agua y el medio ambiente. La minera estadounidense asegura que construirá reservorios para compensar el secado de las lagunas y que por ello el suministro de agua no se verá afectado. La oposición al proyecto desató violentos enfrentamientos en la zona entre policías y manifestantes a mediados de 2012 que dejaron cinco muertos. El gobierno peruano dijo entonces que dejaba el proyecto en suspenso, aunque la compañía minera continúa adelante con la construcción de los reservorios de agua para la zona, previstos en el plan como etapa previa al inicio de la operatividad de la mina.