Por Marcelo Arancibia
Partido GEN San Juan
Tarde de perros es una película estadounidense de 1975 dirigida por Sidney Lumet y protagonizada por Al Pacino, y está basada en hechos reales ocurrido en 1972. El argumento del film trata de un vecino de Brooklyn, Sonny Wortzik (Al Pacino) que decide junto a otro inexperimentado delincuente robar un banco para conseguir el dinero que le demanda la operación de cambio de sexo de su pareja transexual, pero fracasan al descubrir que el banco no tenía suficiente dinero en efectivo. La película está ambientada durante el periodo canicular de verano, que es la temporada del año en que el calor es más fuerte. El Gobierno de San Juan, como si fuera el personaje de Al Pacino, el viernes 5 de diciembre tuvo su propia "tarde de perros".
Empezó con la confirmación efectuada en persona por el CEO de Barrick Gold, John Thornton, que al 31 de diciembre solo quedarán 500 empleados en Lama. En un año la minera canadiense destruirá 11.200 empleos (cifra que podría ser mayor, de contabilizar otros empleos indirectos y de existir en la provincia transparencia en el acceso a la información pública).
El rostro de los funcionarios debió semejarse al personaje de Al Pacino al constatar que la bóveda del banco que robaba no tenía dinero en efectivo suficiente. Ante la dificultad de lograr empleo para los 6.200 primeros despedidos por la multinacional minera, ahora, a corto plazo, se agregan otros 5.000, en un contexto económico donde la inflación comenzó a destruir empleos en el sector privado, que no podrán ser absorbidos por el sector público.
El cierre de Pascua Lama preanuncia una crisis, de quienes se beneficiaron entregado nuestros recursos no renovables sin que estos impactaran en el progreso social de los sanjuaninos, y que solo se limitaron a construir un Estado para manejar los negocios públicos (desde la obra pública, al clientelismo político, pasando por la pauta publicitaria) y privados (como proveedores de las corporaciones mega mineras).
Ni las regalías de la mega minería, ni el impuesto a los ingresos brutos tributados por los proveedores mineros, han servido para configurar un Estado que cumpla su rol de garante del orden público, prestador de educación y salud de calidad para los sanjuaninos.
En su tarde de perros, el Gobierno no tuvo tiempo para llorar por los negocios perdidos en la megaminería, mientras se "merendaba" de las malas nuevas de John Thornton, comenzaba el "acuartelamiento" de la policía provincial por un reclamo salarial y, tras cartón, los saqueos.
Lo que se terminó en el "San Juan populista y extractivista de Gioja" es la plata.
Las "cajas" se vaciaron, no hay empleo en la mega minería y las finanzas del Estado no podrán absorber los aumentos salariales de los empleados públicos por encima de la inflación.
San Juan, como el resto de las provincias argentinas, se apronta a transitar un durísimo ajuste de sus cuentas públicas en el marco de una abierta y creciente desocupación por la fuga de la Barrick Gold. El origen de crisis radica en que hace tiempo desapareció el tipo de cambio alto y estable, porque desapareció el superávit fiscal de la Nación, que lo generaba en un contexto de pleno empleo con sindicatos que ejercían el control social en la distribución de la renta. Al desaparecer "el modelo", aparece la inflación para jugar su mejor juego, el destruir el salario, expulsar la inversión, y aniquilar el empleo.
Tantos años de desprecio hacia las formas democráticas y los principios del republicanismo, sacrificados en la hoguera giojista de la falsa retórica "del que gana las elecciones hace lo que quiere", ha terminado por desnudado el carácter oportunista del oficialismo, sin mas plan de gobierno que los negocios que le redituaba la fiebre del oro y el dinero fácil que le reportaba ser obsecuentes con el kirchnerismo.
En San Juan, en su tarde de perros, apareció el delito envuelto con el resentimiento y la necesidad de los saqueadores. En la Provincia hay muchos pobres, y los hay desde hace mucho tiempo. El giojismo usó la relativa fortaleza fiscal del Estado para desplegar una política de asistencia clientelar para retroalimentarse en el poder, sin sacar a los pobres de la pobreza, a la par de destruir el sistema de partidos políticos y la regla de la alternancia en el poder.
El desempeño del giojismo en sus diez años de ejercicio del poder, ha sido de indiferencia y fragmentación deliberada para con los pobres. La política de erradicación de villas miserias, por paradoja, no sirvió a la cohesión social, pues la fractura o grieta provocada entre quienes pueden acceder por peculio propio a los servicios esenciales para una vida de digna, y los que no, no lo determina el progreso -que no llega a todos en la misma cantidad y oportunidad-, sino en la necesidad de contar con la policía en la calle para evitar el saqueo o el robo de unos contra otros.
Como el personaje de Al Pacino en la película Tarde de Perros, mas preocupado en que los medios no difundieran su condición de homosexual que en ser detenido o ajusticiado por el FBI, el Gobierno usa la propaganda oficial para ocultar el fracaso de su gestión.