De Vido y Capitanich hacen la pantomima del funcionario preocupado por su gente en A-Trucha. |
Ante la crisis energética que atraviesa el país, muchas son las ideas que se arrojan para tratar de paliar los resultados catastróficos, en algunos casos, o para minimizar lo que es visible para todos. Desde el Gobierno de la Ciudad promueven la obligatoriedad de equipos de generación eléctrica para cada edificio superior a los seis pisos, algo cuya operatividad y financiamiento aún no se pudo explicar. También se ha propuesto adelantar el huso horario, a pesar de que el fuerte del consumo eléctrico proviene de los sistemas de refrigeración frente a las altas temperaturas, que no aflojan ni de madrugada.
El Gobierno nacional, en cambio, ha optado por minimizar la problemática hasta llegar al extremo del Jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, quien sostuvo que los cortes de electricidad “sólo afectan del 1 al 3% de la población”. Por otro lado, Capitanich destacó la visita que realizó el sábado, junto al ministro de Planificación, Julio de Vido, a la obra de Atucha II, “una inversión estratégica de casi 3 mil millones de dólares que generará un cambio en la matriz energética”.
Sin embargo, el cambio en la matriz energética será breve, dado que los 745 megavatios que aportará Atucha -cuando entre en funcionamiento- apenas alcanzarán para sobrepasar los 600 megavatios que se perderán con la salida de la central de Río Tercero, que debe entrar en mantenimiento. Y si los 745 megavatios se sumaran a los ya existentes, así y todo se encuentra muy lejos de cubrir la demanda nacional, que se incrementa entre 1200 y 1500 megavatios por año, según señaló el ingeniero Emilio Apud, exsecretario de Energía.
“Todo lo que dicen desde el Gobierno sobre la energía, son macanas“, afirmó Apud, y recalcó que “en 2.003 había 22 mil megavatios en el sistema eléctrico”. Respecto de la generación de energía que el Gobierno afirma haber llevado adelante, Apud dijo a este sitio que se sumaron 13.000 megavatios “por fuera de la escala”. “La tecnología utilizada para Atucha II es la misma que la de Atucha I, o sea un sistema de la Kraftwerk Union de uranio natural y recipiente de presión”, detalló, y añadió: “En los noventas, el Gobierno no consideró oportuno finalizar la obra de Atucha II y hasta se llegó a debatir si convenía hacerlo, ya que utilizaría una tecnología que en el mundo dejó de utilizarse“.
El gobierno de Néstor Kirchner consideró que era necesario finalizar la central atómica y mediante un decreto de 2006 se encargó la terminación de la obra, que debería estar en funcionamiento para 2009, con un presupuesto de 700 millones de dólares. La licitación, para variar, la ganó Electroingeniería. Pero la obra no sólo no se inauguró en 2009, sino que se gastaron 2.300 millones de dólares por encima de lo presupuestado. En 2011, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner celebró un acto con el objetivo de inaugurar la etapa de inicio de funciones de la central atómica, a pesar de no cumplir con las normativas de seguridad internacionales. Luego del acto inaugural -y la consecuente cadena nacional- la central comenzó un costoso período de refacciones en materia de seguridad que podría haberse evitado de antemano.
Finalmente, según dijo este lunes Capitanich, en el mes de abril Atucha II entraría en funciones. Sería 34 años después de haber iniciado su construcción, 27 años después de la fecha planificada para su finalización, 6 años después de la fecha ordenada para su puesta en marcha, a 3 años del acto inaugural de la Presidenta y a 2.300 millones de dólares de los 700 millones presupuestados originalmente.