Por E. Simón
Desde el alma es un vals antiguo. Aunque debo reconocer que tomé conciencia de ésa canción cuando en los años 80 empecé a prestar atención a lo que cantaba mi viejo mientras se afeitaba. O cantaba o silbaba, según el estado de las cuerdas vocales. Tenía un repertorio vasto, diría casi inacabable. Una de las que más me gustaba como le salía era Desde el alma, que también la ponía siempre en el pasacasette del auto en la versión incomparable de Nelly Omar.
Nilda Elvira Vattuone, más conocida como Nelly Omar, era una de sus preferidas. El obituario que leo explica que nació en Guaminí, provincia de Buenos Aires, un 10 de septiembre de 1911. Y (a esto lo agrego yo) ha decidido morirse ahora: un 20 de diciembre de 2013. Homero Manzi la inmortalizó en Sólo para ti. Ella floreció una primavera y ya nunca más se apagó: cantó tango, folclore y también fue actriz. Eras completa, Nelly. Bonita y buena voz; una alquimia cautivante que las crónicas de tu tiempo supieron plasmar en las páginas inmortales que la gloria efímera imprimió en los diarios. El apuntador distraído caerá en el lugar común infranqueable. Dirá que Manzi te escribió Malena, y que la leyenda se tejió en días lejanos e inolvidables. Puede ser. Cuando cumplió 100 años Nelly se animó: festejó subida al escenario del Luna Park. Aquella noche volviste a vibrar: diste un recital que conmovió a la muchedumbre. Agregaré que todos esperamos algo más de la vida. Y que la vida es tan caprichosa como sorprendente: “Vives inútilmente triste / y sé que nunca mereciste / pagar con penas / la culpa de ser buena”, te escribió Homero Manzi. Rosita Melo le puso música. Y vos la grabaste. Ahora Dios debe estar escuchándote con inusitada atención.