Por José Podda
Esta es la foto de Carlos Andrés Hidalgo de 19 años quién fuera ejecutado por la espalda por un policía en el Barrio Teresa de Calcuta, Pocito. Es una tragedia. Que muera un joven es siempre muy lamentable, que muera asesinado (como muy probablemente haya sucedido) es aun más aciago. Pero lo que se vuelve intolerable es el cruel destrato que está haciendo la policía, el gobierno y supongo que también la Justicia para con ese joven muerto y su familia.
A ellos se suma la prensa que ha tomado la noticia casi con desdén. Es evidente el contraste con el tratamiento que se le dio a la noticia del incumplimiento del contrato de quien debía organizar la fiesta de los egresados del la Escuela de Comercio. En un caso se cubrió la noticia hasta el cansancio, la mayoría de los periodistas se solidarizaron con los padres y alumnos casi como si fueran las víctimas del incendio de Cromagnon. Unos padres perversos y delincuentes golpearon al empresario. Ni la prensa ni la policía criticó ni persiguió a esos violentos siniestros padres. Por el contrario quien fue preso, aun sin saber que hubiera delito, fue el empresario y el padre del empresario.
En el caso del asesinato de Hidalgo, no se sabe que el policía criminal esté preso, no he visto a la prensa solidarizándose con los familiares de la víctima, no supe que la dirección de derechos humanos haya salido a contener a la familia. Por el contrario el jefe de policía habló de los antecedentes penales del chico. Hoy nos enteramos que han detenido a la madre y al padrastro de ese joven. ¿Cómo, pero cómo, me pregunto con indignación, se puede ser tan cruel?
Conozco casi de memoria las posibles refutaciones a mi afirmación. Aun no hay investigación, no es posible determinar si hubo intencionalidad, responsabilidad, negligencia o accidente. Es verdad, pero hubo un muerto. Eso en si mismo es un escándalo, debería bastar para que la justicia y el gobierno se activen en la investigación pro esclarecimiento. La prensa debería poner el primer lugar lo que es primero, es decir la vida. La vida es antes que el orden, antes que los supuestos antecedentes. Mal agüero para nuestra sociedad si dejamos que nos arrebaten la vida de un joven con la misma indiferencia que podríamos sentir ante una noticia nimia y rutinaria.