Se conocieron las duras condiciones de vida de los menores exiliados que sufren falta de educación y explotación laboral. La mayoría sufre ataques de pánico y brotes de ira. Muchos están solos y son vulnerables a todo tipo de abusos, explotación y reclutamiento . Algunos llevan cicatrices en su cuerpo. Y ninguno, de un total de 1,1 millones, tiene más de 18 años.
Desde marzo de 2011, cuando comenzó el levantamiento contra el régimen de Bashar Al-Assad, los escalofriantes números que arroja la guerra civil en Siria desvelan al mundo. Pero la herida que más sangra y la que más indigna es la de los chicos refugiados, a pasos de convertirse en una "generación perdida", según alertó el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
"Si no actuamos de inmediato, una generación de inocentes se convertirá para siempre en víctima de esta espantosa guerra", advirtió ayer Antonio Guterres, a cargo del Acnur, en la presentación de un demoledor informe titulado "El futuro de Siria: chicos refugiados en crisis". El dossier, de 61 páginas, describe una realidad alarmante, protagonizada por los menores víctimas del conflicto armado en Siria, que ya provocó el éxodo de unos 2,2 millones de personas. De ese total de refugiados, más de la mitad son chicos, y el 75% de ellos tiene menos de 12 años. El estudio recoge los testimonios de 270 chicos refugiados en Jordania y en el Líbano -donde se concentra el 60% de los menores sirios exiliados- y constata las "cicatrices físicas y emocionales" que sufren. De acuerdo con el informe, más de 70.000 familias sirias refugiadas perdieron a la figura paterna o cabeza de familia, y más de 3700 chicos viven sin ninguno de sus padres. Algunos de ellos, incluso, cruzaron la frontera sin la compañía de ningún adulto que los supervise.
Las principales razones por las que huyen o están solos son por el fallecimiento de sus progenitores; porque éstos fueron detenidos por fuerzas gubernamentales o rebeldes en la zona de conflicto, o porque sus padres los envían a países vecinos para evitar que sean reclutados por grupos armados. En muchos casos, además, no solamente están ausentes los padres, sino que muchos chicos no tienen idea de en dónde se encuentran. "Soledad, inseguridad y aislamiento son los principales traumas que atraviesan estos chicos separados de su familia", explicó en la presentación del estudio, en Ginebra, el director de Protección Internacional del Acnur, Volker Turk. La ausencia de la figura paterna, además, obliga a trabajar a chicos de incluso siete años "durante largas horas y por poco dinero", y a veces en condiciones peligrosas, para mantener a sus respectivas familias.
"Casi uno de cada dos hogares de refugiados encuestados afirmó depender en parte o en su totalidad de los ingresos generados por un chico", dijo Turk. En el campo de refugiados de Zaatri, en Jordania, por ejemplo, la mayoría de las 680 pequeñas tiendas del lugar emplean a chicos. Abdallah, de 13 años, contó que se levanta todas las mañanas a las siete para comprar pan seco de otros refugiados que viven en el campo para ayudar a mantener a su familia. Luego vende el pan a un hombre jordano que lo utiliza para alimentar a sus animales. "Si las personas no trabajan, ¿cómo sobrevivirían?", se preguntó el chico en un video presentado por el Acnur. "Me siento como un hombre porque trabajo. Pongo comida en la mesa de mi familia", agregó.