Por Ernesto Lloveras
El actual gobierno de San Juan, se enfrenta en estos momentos con un drama, anunciado desde hace ya diez años: El colapso del actual modelo extractivista.
Bajo la frágil fachada del Centro Cívico, y el pastito de la avenida de Circunvalación, subyace el verdadero rostro de la sociedad sanjuanina. Desde diferentes sectores productivos y ambientales, se venía advirtiendo sobre las graves consecuencias que traería aparejado el actual modelo giojista, basado en facilitar todo a las empresas megamineras y negar todo a los productores del campo, con la infantil excusa de que el 95% del territorio provincial es un desierto, y por ende, no nos queda otra salida posible, que la de reventar cerros y glaciares, a efectos de extraer nuestros recursos naturales no renovables, por el humillante porcentaje del 3% de todo lo que se llevan y que en la práctica, es el 1,5%, es decir, un pésimo negocio, con espasmos de bonanza para ciertos sectores, pero con una gran mayoría que ni siquiera percibe el supuesto derrame económico, tan promocionado por el gobierno y sus seguidores.
Justamente, a pocos meses de las elecciones a legisladores Nacionales, la bomba le explotó en las manos al gobierno, y ahora se debate en el intento de ubicar a unos cuatro mil obreros que fueron despedidos o suspendidos de la actividad minera, creando con ello, un complejo drama social.
Esto no hubiese sucedido, si el gobierno contara con un verdadero plan de desarrollo integral, y no solo una vía rápida de crecimiento parcial, en un área sumamente conflictiva y de baja rentabilidad económica para las arcas provinciales, en comparación con los recursos que embolsan las empresas extranjeras que ahora amenazan con cerrar todo e irse, a la espera de obtener más privilegios para sus negocios transnacionales. Pero nuestros jóvenes bajan de la cordillera, en carácter de suspendidos, sin obtener más información que un argumento difícil de creer, ya que se les dice informalmente que volverán al trabajo una vez que se superen los problemas técnicos ocasionados por el desperfecto de un generador. Usina de rumores a la orden del día. La pregunta es obvia: ¿Qué hacemos con los nuevos desocupados, en una provincia que ha sido inutilizada y literalmente “secada” para impulsar la agroindustria, otrora fuente de recursos genuinos y constructora indiscutible del San Juan post terremoto de 1944?
Y llegó Boudou
En este preocupante escenario, llegó el Vice presidente de la Nación, flanqueado por decenas de custodios, atentos a quitar del medio a cualquier periodista que osara preguntarle sobre su situación ante la justicia. Boudou solo se dedicó a alabar a Gioja, a la Presidenta, a mostrar su remera publicitando a la “Marcha de Rolando”, y de paso, jugar al metegol con el propio “Flaco”, tal como él mismo se refería ante la prensa domesticada. Nada de Conferencia de Prensa, nada de anuncios, nada de política de nivel. Todo chato, hueco, de mal gusto.
Mientras Boudou recorría las calles de San Juan, se conocía que la provincia de Gioja, contaba con la tarifa más alta de Cuyo, en los últimos diez años, justo el periodo de gobierno del representante nato de Cristina en San Juan. Algo similar ocurrió con el Presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, quien también recaló por estas tierras, para prenderse de lleno en la caravana giojista, y repetir la misma fórmula publicitaria: Emitir loas a quien lo invitó, y adornar con flores las bancas de Tomas y de Margarita Ferrá. En este caso lo más lamentable fue su participación en la ostentosa entrega de Jubilaciones y Pensiones, con el gabinete en pleno, cuando en realidad se trata de un simple trámite administrativo, enmarcado en leyes Nacionales. Pero todo vale para llevar agua al molino electoral, demagogia incluida.
Mientras tanto, las lides opositoras se esmeran en caminar las calles repartiendo folletos, ante la mirada expectante de los vecinos, que se verán privados nuevamente de un debate esclarecedor entre los diferentes candidatos, ya que como siempre lo hizo, el oficialismo se niega sistemáticamente a participar, coincidente con su rechazo a verdaderas conferencias de prensa, ante un paisaje mediático pletórico de voces obsecuentes, temerosas de salirse del guión impuesto desde Av. Paula Albarracín de Sarmiento.
Elecciones aburridas, con grandes diferencias económicas en sus inversiones publicitarias, sin debate de ideas, y con escasos opositores reales al modelo G, del cual, algunos inclusive, son socios. Un cóctel peligroso, antidemocrático, y confuso, sólo conveniente al poder hegemónico, imperante en San Juan desde hace una década.