In memoriam a San Juan.
Por Eugenio Krakovsky
4 de Julio, 2013, San Juan, Argentina. Sí, es la fecha del día de hoy. Fue un jueves cálido, pese a la época del año. Hace una semana exactamente arrasó un viento zonda, y la ciudad se paralizó. Quizás para aquel puñado de veteranos herrumbrados sea el día más frío que penetre sus huesos. Quienes pretendan ser sur, saciarán su sed. Ese par de rancios hombres se encuentran engendrados en el rectorado UNSJ, no hacía falta deletrear, la mugre está en su lugar. Hemos vuelto de una década, afirman. Quizás no volvamos, nunca más. Sugiero. No seré exacto con la fecha ni el momento, hoy sentencian el juicio metalero; y los bombos suenan, desprolijos; es normal en un grupito de pibes que ni el pulso pueden manejar.
No tendría que detenerme acá, pero es vulgar que la revolución de éstos, quiera despertar. Sin cometer más horrores, hoy 4 de Julio de un vientre viene a parir la clandestinidad, un veinte trece el mega juicio dictatorial dictamina la jugada final. Parece la platea del ex cine provincial, hoy no podría decir “un país con buena gente”, al menos ese puñado de infelices obedientes son el dinosaurio del que hablaba García; subyace la idea de quiénes son los malos de la película. Sin otro particular, en este recinto improvisado, por cierto, repleto de ideología vagamente vacía, pero con banderitas sujetas al discurso, arengan la búsqueda de ver para creer que en la provincia de San Juan se condena, ¿se condena? No sabemos qué, quiénes son, me preguntó una vecina preocupada por el almuerzo, se esfumó, y mucho menos quiénes fueron los intrusos, ambos ases de un juego iluso.
Ayer un periodista murió en la radio, me parece haber levantado la mirada y oír democracia. En fin, hoy el altar es unipersonal, como en esas series financiadas por la orgánica, publicidad barata, pero cara y claro, están los periodistas, cómo no llegar al punto final sin nombrar los excelentísimos apogeos solventados con dádivas oficialistas. Sus lenguas se pronuncian en formato de nudo, mastican el salitre local, dicen, pero hace que informa. Honorable, como el Juez, mañana danza el perfume, quedarán algunas partículas de una fragancia verde, ya instalados; lo están. Pero la tierra es ligera y llega la nueva ola, nueva mente; Honorable Juez, no sabría si diría toda la verdad. Ahora por aquellos, cuando es el tiempo toca de cerca. A ustedes, sería un efecto dominó, y como si eso fuera el nunca menos, como dicen en mi pueblo. San Juan es pequeño, el disfraz intacto está. Los condenados están de pie, ausentes. Se los ve, infieles, en algunos casos el bigote los oculta, no saben qué miran, no saben qué escuchan, pero conocen la voz que los condena. Aunque viven en ese ímpetu de un ¡viva la patria!, no comprenden, entienden, pero no comprenden. Observan, no lo saben. Qué piensa el tipo mientras escuche el dictamen, se ve, entre sus nietos, tal vez, jugando, se ve que piensa en los detalles que nunca imaginó, podría ser en la cuchara de metal que se incrusta en el café para mezclarlo con azúcar. Se ve que piensa, en Dios. Él antes lo olvidó. Pensé, en esas cosas del pensar, qué bueno sería hablar, buscar decir entra tanta ignorancia maldita, de la que me hago eco, sólo por estar oyendo. Pero nunca huyendo tras la celda de un romántico desaliñado, lo único que pueden dar, testimonios para la editorial.
Oficial, hoy están, fuertes, erguidos, casi próceres de la suciedad en la que hoy nos llama sociedad. Estoy de frente al tribunal, por supuesto no hay lugar entre el público, recuerde, este es el gran circo, la diferencia es que en este sí permiten exponer a la bestia enjaulada, supongo que debe ser la función mas esperada por los presentes. Al decir verdad, a mi nunca me llamó el circo, aunque los tome de cerca verme. Están los payasos con eso del popular, el de la fotografía internacional, ellos los hambrientos, los lobos; los que volvieron de alguna prisión por robar una bolsa de pan. Hoy sería más actual.
El 4 de Julio también se conmemora Noventa Años de “Fervor de Buenos Aires”, primer libro de Borges. A continuación adjunto letra de canción entonada por el Salmón: Andrés Calamaro.
“Clonazepan y circo”
Perdimos estabilidad,
No sabemos de qué lado vamos a quedar parados.
Se agotó lo natural,
Mentimos una vez más; no cantamos la verdad,
En nuestra vida real siempre fuimos decadentes.
Tuvimos la libertad
Apretada entre los dientes
Alguien cantó no va más.
Con los párpados pegados, por un sueño postergado
Nos cansamos de luchar.
Demasiada camiseta
Y cada vez menos gambeta
La sonrisa cuesta más.
¿De que país estoy hablando?
Las neuronas van marchando,
Mucho traje de fajina.
Y con el precio que tiene
Éste lugar me conviene
Gente fina, delincuente.
Algunos ya diputados
Y brindo por nosotros
Dos tarados que les pagamos.
Antes pelo, ahora gente
Antes lucha ahora circo
Antes pan, ahora clonazepán.
Pastillas la última esperanza negra,
Podés pedirle pastillas a tu suegra.
No me digas la verdad, no me mientas
Ya me dí cuenta que no es lo que era
De eso se da cuenta cualquiera
Antes o después de las rosas
Ves a través de las cosas.