Por Carlos Blanchet
Entrevisté a Oscar Lehz, Secretario de Minería de La Rioja en tres o cuatro oportunidades. No recuerdo muy bien. La consulta fue siempre la misma: minería. Lehz se mostró en cada entrevista como un pueblerino bien de pueblo. Un tipo de aquellos que el traje, la oficina, el café, el celular, el auto polarizado y hasta la secretaria tetona no cambian. "Yo soy de acá de Chilecito", me dijo en perfecto riojano.
Reporteado desde la provincia de Córdoba, supo decirme: "Nosotros apostamos a la otra minería. Venimos a Cordoba a interiorizarnos de como poder trabajar en nuestra tierra". "Como poder extraer en cuanto a nuevas tecnologías nuestros minerales"."Nuestro oro negro es el granito y eso queremos explotar para poder exportar desde La Rioja al mundo"."Nosotros no tenemos grandes proyectos". "La idea es trabajar sobre lo que tenemos y estar a la altura de otras localidades argentinas de minería no metalífera".
Hace unos días llegó a mi correo un mail que decía: El gobernador de La Rioja, Luis Beder Herrera, se encuentra hoy “pagando los platos rotos” de otro ante la comunidad de Famatina, por haber dado su confianza a uno de sus secretarios, el de minería, Oscar Lhez, un hombre de la Cámara Minera de la provincia que presidió la misma hasta asumir en el cargo. Resulta que este Lhez, personero de las mineras, es el socio de un geólogo pseudo-empresario de origen chileno y formación peruana, Nivaldo Rojas. Juntos son los que hicieron el negocio del proyecto Famatina. Rojas, mendocino de residencia, sumó a su “actividad” empresarial el beneficio de tener a un socio como Lhez quien, valiéndose de su cargo de Secretario de Estado, y fallando a la confianza del Gobernador Luis Beder Herrera, resolvió los trámites administrativos de las concesiones mineras e inició un negocio que conceptualmente parecía muy bueno para la provincia cuando en realidad era un negociado del cual Lehz y su socio Rojas, serían beneficiarios.
Ahora, en medio de este desbande, con el gobernador en soledad dando la cara en su provincia, ni Lehz ni Rojas, que armaron su “curro”, dan la cara a la sociedad riojana.
Esta información fue inmediatamente publicada por distintos medios de La Rioja. Una suerte de acompañamiento a Beder Herrera quien parece ser hoy el único responsable del SI al proyecto minero Famatina.
En noviembre pasado, Lehz dijo en una entrevista: "La Rioja no es solo Famatina". Y antes de asumir en su gestión, Beder Herrera, por su parte, decía: "... y vamos a sacar una ley prohibiendo la explotación a cielo abierto de minería en La Rioja"(?); ¿estos son los platos rotos que paga el Gobernador? ¿Esta es la minería no metalífera que tanto habló el Secretario que ve más allá del Famatina?
Hoy La Rioja es, por un lado el resumen del decir y desdecir político argentino, es la búsqueda de una Argentina productiva a partir de minería, es la única salida política al bienestar del riojano, es el entregar "cositas" por la voluntad y es el cambio de discurso de sus dirigentes. Por otro lado, es un pueblo en contra de una minera, es el no entregar Licencia Social a la Osisko, es el pibe, la maestra, la gente y el artista que dicen "El Famatina no se toca"; sin chivos expiatorios cual su dirigencia política y con un NO sostenido en el tiempo, "EL FAMATINA NO SE TOCA".
De sus charlas telefónicas recuerdo a Lehz en Chilecito comiendo un chivo a la llama entre amigos. Me invitó a visitar La Rioja y saborear de los caprinos de la zona. No hay que ser muy vivo para interpretar qué fue de puro formalismo su invitación, mientras se cenaba el almuerzo de su "revés gobernador" a la parrilla.